Con anterioridad a 1917, la salubridad pública estaba en manos de autoridades locales. El Consejo de Salubridad de la Ciudad de México tenia un alcance muy limitado, su campo de acción estaba restringido al Distrito Federal y al Servicio de Sanidad Marítima y Fronteras. Solamente en casos en que se juzgaban peligrosos para la nación como el de las epidemias, podía el Gobierno Federal tomar una acción directa. Este estado de cosas no era satisfactorio. En primer lugar, no se podía esperar gran cosa de los gobiernos locales, pués solo disponían de medios muy limitados; en segundo lugar, no todos los Estados de la República tenían autoridades sanitarias competentes, y en tercer lugar no habla posible unidad de acción ni podía ejercerse control alguno sobre dichas autoridades locales, que eran libres hasta el grado de no hacer absolutamente nada para mejorar las condiciones reinantes. La ignorancia y pobreza en que vivía la mayoría del pueblo imposibilitaban la existencia de condiciones sanitarias. Era en balde que el Consejo Superior de Salubridad estuviera integrado por hombres internacionalmente conocidos como capaces e instruidos. Sus esfuerzos solamente alcanzaban un éxito parcial.Los Dres. Liceaga, González Favela y otros pusieron los cimientos de la obra sanitaria. Casi todo lo que existe hoy, fué comenzado en su tiempo, pero desgraciadamente de una manera muy limitada. Sería injusto empequeñecer su obra. Debo recordar aquellos días anteriores a 1900 cuando no teníamos ni una ciudad con un abastecimiento adecuado de agua potable, cuando hasta esta capital estaba sin un sistema de avenamiento sanitario, cuando la fiebre tifoidea asolaba el país, cuando Veracruz y Mérida estaban bajo el azote de la fiebre amarilla; y comparar esas condiciones con las reinantes 10 años más tarde, cuando celebramos el primer Centenario de la Proclamación de la Independencia. Estos hombres estaban al tanto de los grandes adelantos que en aquella época se obtuvieron en el mundo. Guiados por su espíritu científico, estuvieron atentos esperando el resultado de las investigaciones que a la sazón se llevaban a cabo en la Habana por Reed, Carroll, Agramonte y Lazear, que finalmente lograron probar la verdad de las ideas de Finlay sobre la trasmisión de la Fiebre Amarilla por medio del mosquito, y siguiendo el ejemplo de Gorgas en la Habana, comenzaron a luchar animosamente persiguiendo la extinción de dicha enfermedad. Sus nombres tienen ahora un lugar en la historia como benefactores de la humanidad. No se les puede culpar de no haber presenciado el éxito completo de sus labores.Los días de paz habían terminado. Teníamos que pagar por los errores cometidos por el antiguo régimen, en el que un abismo separaba al pueblo de los pocos elegidos. La salubridad pública no puede prosperar donde no existe la verdadera democracia. Las reglas de higiene tienen que aprenderse y practicarse por todos de la misma manera. Aun ahora que la revolución ha ocupado el Gobierno y se han hecho grandes esfuerzos para cambiar estas condiciones heredadas de aquel régimen, tenemos todavía la desigualdad del estado social y económico como el mayor obstáculo en la senda del trabajo de higiene pública.La guerra vino con su acostumbrado cortejo; conocimos la miseria, el hambre y la peste. Recuerdo con terror el año de 1915, cuando tuvimos que combatir con el tifo bajo condiciones terribles, cuando se presentaban más de cien casos nuevos de esta enfermedad diariamente en esta ciudad. La experiencia adquirida en la Guerra Mundial nos enseñó el camino. Pocos higienistas había -en México que estuviésemos convencidos del papel del piojo en la trasmisión del tifo exantemático, pero al fin la idea fué aceptada, adoptándose corno base de la campaña. Se abrieron baños públicos, se emprendió el despiojamiento y bien pronto los resultados se comenzaron a notar en nuestras estadísticas.Cuando se cristalizaron los principios revolucionarios en la Constitución de 1917, el viejo Consejo de Salubridad se transformó en el nuevo Departamento de Salubridad General. Se decretó que el Departamento fuese de Jurisdicción Federal, con facultades para hacer obligatorias las medidas sanitarias en todo el país. Desgraciadamente esto no era más que un proyecto, un ideal por realizar más adelante, cuando las condiciones económicas del Gobierno permitieran esa ampliación de poderes. Una cosa es escribir una ley y es otra cuestión muy diferente el llevarla a efecto y hacerla cumplir. Debemos acreditar al Departamento muchas reformas efectuadas durante los años de 1920 a 1924. Esto es, bajo la Presidencia del General Obregón, en cuyo tiempo los Dres. Gabriel Malda y Alfonso Pruneda estaban encargados, el uno como Jefe y el otro como Secretario de dicho Departamento. En mi concepto lo más importante fué la creación del Servicio de Educación Higiénica. Esta actividad era ignorada antes de la Revolución. Anuncios, folletos, cartelones, boletines, demostraciones públicas, tales como la Semana del Niño, celebrada en 1921, y la iniciación de la idea de emplear enfermeras de higiene pública, fueron las bases del trabajo educativo del Departamento.En la misma época se llevó a cabo la creación de la Escuela de Salubridad Pública, de la cual tuve el honor de ser el primer profesor. Esta escuela estaba dedicada a la educación de médicos y enfermeras de salubridad. Fué en aquella época cuando algunos de nuestros jóvenes médicos fueron enviados a vuestro país para especializafse en la Escuela de Salubridad Pública de Johns Hopkins. Fué también en esa época cuanto comenzaron nuestras buenas relaciones amistosas con la Fundación Rockefeller, aceptando la valiosa ayuda bondadosamente ofrecida por esa institución, ayuda que ha continuado hasta la fecha. La campaña contra la fiebre amarilla fué reanudada vigorosamente y llevada a cabo con éxito completo. En esta lucha médicos americanos y mexicanos combatieron brazo a brazo. Este fué el principio de la campana antilarvaria cuyo desarrollo posterior ha sido notable. Nuestras relaciones con la Fundación Rockefeller no se limitaron al trabajo contra la fiebre amarilla, sino que abarcaron la lucha contra la uncinariasis, también iniciada en ese periodo. Debo mencionar también la lucha contra la peste, llevada a cabo con todo éxito en Veracruz, Tampico y otros lugares; trabajo en que también fuimos guiados y aconsejados por un experto del Servicio de Sanidad Pública de vuestro país. En esta época fué cuando México envió sus representantes a la Conferencia Sanitaria Panamericana que se reunió en la Habana, donde se discutió y se aprobó el Código Sanitario Panamericano. Llegamos ahora a la administración del General Plutarco Elías Calles (1924 a 1928), periodo durante el cual el Dr. Bernardo J. Gastélum fué Jefe del Departamento de Salubridad. Indudablemente este es un periodo memorable en la historia de salubridad pública en México. Como ya he dicho, los principios consignados en la Constitución de 1917, no habían sido llevados a cabo, principalmente por la falta de fondos para extender la acción del Departamento a todo el Pais. El Presidente Calles prestó todo su apoyo al programa de salubridad, teniendo en consideración que, entre todos los ramos de la Administración Pública, aquel dedicado a la conservación de la especie es el fundamental. La notable reorganización de las finanzas públicas llevada a cabo por el General Calles, permitió dotar al Departamento de un presupuesto mucho mías amplio. El Dr. Gastélum reorganizó el Departamento bajo un nuevo plan; fué el primero en enviar delegados federales de salubridad a cada uno de los Estados de la República, enviando también bacteriólogos competentes a cada delegación. Los reglamentos que hacen obligatoria la vacuna contra la viruela fueron expedidos y puestos en vigor. Cerca de 12 millones de dosis de vacuna fueron distribuidas durante estos cuatro años. El tifo exantemático siguió disminuyendo como consecuencia de los métodos de desinsectización alcanzando las cifras más bajas registradas en la historia. La uncinariasis fué combatida en muchos lugares habiendo aplicado 368,000 tratamientos a 18,700 personas, enseñándose los principios de higiene y medios preventivos contra esta enfermedad. Fueron tomadas en consideración las enfermedades venéreas desde un punto de vista más amplio que lo que se había hecho hasta esa fecha. Se multiplicaron los dispensarios para enfermedades venéreas no sólo en la Ciudad de México sino también en los Estados y se emprendieron trabajos de propaganda y educación higiénicas con relación a estas enfermedades de una manera que se juzgó atrevida, usándose ampliamente de conferencias públicas, cintas cinematográficas educativas, cartelones, folletos, etc. Acremente criticado al principio hasta por hombres cultos, acostumbrados a los antiguos métodos de "silencio," este programa se ha ido abriendo paso. El Dr. Gastélum predijo que esta propaganda llegaría a terminar con la prostitución reglamentada, de la que opinó que establecía una diferencia inaceptable entre los dos sexos, lastimando los sentimientos más delicados sin conseguir sus fines. La Inspección de Alimentos y Bebidas comenzó a llevarse a cabo en toda la República, y se dieron consejos a todas las autoridades locales sobre el abastecimiento de aguas potables. Se dió especial atención al problema de la leche; nuevos reglamentos fueron puestos en vigor dando más importancia al análisis bacteriológico que al químico, modificando así el criterio que hasta entonces se seguía. Fueron aprobados nuevos reglamentos sobre medicinas de patente y preparados de tocador; reglamentos quo fueron recibidos con oposición por parte de aquellos que resultaron perjudicados en sus negocios.Finalmente, de las ruinas del viejo Instituto de Bacteriología se levantó el espléndido Instituto de Higiene, organización modelo, dedicada especialmente a la elaboración de vacunas y sueros para la prevención de las enfermedades infecciosas, así como para el estudio de investigación en el campo de la medicina preventiva. En los siete meses del Gobierno Provisional del Licdo. Portes Gil, también hemos presenciado el mismo esfuerzo para la renovación de las actividades que han caracterizado a todas las administraciones de salubridad del período revolucionario. Parece que tenemos prisa por recuperar el tiempo perdido durante los días de la guerra. El Dr. Aquilino Villanueva, actual Jefe del Departamento de Salubridad, que representa la nueva generación de médicos, y tiene todas las ventajas de la juventud, ve la salubridad pública como un ideal patriótico y humanitario, y se ha puesto a trabajar con todo el entusiasmo y vigor propios de la juventud. Desde el principio ha mostrado sus preferencias por el mejoramiento de la higiene infantil. Vosotros que. venís como turistas, habréis visto por doquiera los carteles que expresan su pensamiento. Nada ha conmovido tanto su corazón y su mente como nuestra alta mortalidad infantil. Sintió que algo debía hacerse y procedió a ello con todas sus energías. En estos meses ha multiplicado las instituciones llamadas centros de higiene infantil, de las cuales sólo existían dos en la Ciudad de México; habiéndose fundado cinco más. Estos centros proporcionan cuidado prenatal recibiendo a las madres en cinta, quienes son aconsejadas y puestas en tratamiento hasta el día del parto. Las madres reciben entonces instrucciones para llevar al niño con frecuencia a la clínica postnatal, para que allí se les dé consejo sobre la forma de alimentarlo y sobre otros detalles de higiene. Si el niño se enferma, entonces se le proporciona también tratamiento, pero siempre prefiriéndose la prevención a la curación. En vista de que la acción oficial no era suficiente se concibió una organización llamada "Asociación Nacional de Protección a la Infancia," de la que es presidente la Sra. de Portes Gil, esposa del Señor Presidente de la República. Se han recolectado fondos por el comité ejecutivo de dicha asociación, para complementar la acción oficial, y por un decreto especial, se creó un timbre postal de un centavo que se agrega a todas las cartas además del porte ordinario. Esta organización ha comenzado a dar frutos. Una casa de maternidad, que puede considerarse como una institución modelo, ha abierto sus puertas a las futuras madres; otra institución llamada "Escuela Hogar," que está dedicada al cuidado de las criaturas de mujeres que trabajan en las fábricas, también ha sido abierta y otras más, llamadas "Gotas de Leche," proveerán alimento para los niños de familias pobres. Se están reorganizando comités locales en muchas ciudades a fin de llevar a cabo un movimiento general en todo el país. Otro de los problemas que han recibido especial atención del Dr. Villanueva es el de la tuberculosis. La importancia de este problema para nosotros estriba en que una gran parte de nuestra población ha vivido libre de contaminación en al campo, fuera de contacto con las ciudades. Los ferrocarriles y vías de comunicación llevan los gérmenes hasta ellos sin el proceso lento de la inmunidad racial. ¿Sucumbirán al ataque, lo mismo que ha ocurrido con el indio americano? La campaña antituberculosa ha comenzado; se están construyendo dispensarios y un sanatorio que serán, con el trabajo de las enfermeras visitadoras, el eje de la campaña. El paso más importante en la higienización de nuestros puertos se ha llevado a cabo, estableciendo una Unidad Sanitaria Modelo en Veracruz, en cooperación con las autoridades del Estado, las municipales y con la Fundación Rockefeller, siguiendo los mismos lineamientos que se usaron en la unidad de Minatitlán y Puerto México. Tampico está también recibiendo debida atención, especialmente para la erradicación del paludismo. Finalmente, se ha abierto una nueva sección muy importante: la Sección de Higiene Industrial, que se encargará de cuidar de la salud del obrero en la fábrica y en el hogar; fomentará la construcción de casas para obreros con condiciones higiénicas. Esta sección ha desplegado mucha actividad en la campaña antialcohólica en la que todos los ramos de la administración están cooperando. Conducida bajo los principios de educación popular, esta campaña es de esperarse que produzca buenos resultados, sin la amarga oposición del pueblo. No obstante todo lo dicho, estamos muy lejos de sentirnos satisfechos; quedan algunos problemas por resolver siendo uno de los más arduos y costosos el problema de la malaria en las zonas tropicales y el abastecimiento de agua potable a muchas poblaciones. Esperamos que este vasto programa sea realizado, perfeccionándose en sus detalles y corrigiendo los errores que hayamos podido cometer.
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3 comentarios:
Buenos datos, pero creo que si separaras toda la informacion en mas parrafos tendria mejor presentacion y marearia menos.
la informacion es muy completa solo intenta dividirla en parrafos de 4 a 6 renglones para que la lectura sea mas ligera y con mejor precentacion
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